" No heredamos la Tierra de nuestros padres, sino que la hemos pedido prestada a nuestros hijos"

Chief Seattle (1788-1866)

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Si la cumbre de Copenhague fracasa…

Dublín 15 Diciembre 2009

Ya son varias las voces que como las del científico James Hansen, director del Instituto Goddard (NASA) en Nueva York, aseguran que el fracaso de las negociaciones en la cumbre de Copenhagen podría resultar beneficioso ya que los acuerdos que se han ido macerando durante estos últimos meses evidencian una falta de compromiso o de preparación para abordar el gran problema climático (1).

No sería bueno ni razonable alcanzar un acuerdo mediocre post-Kioto para reducir emisiones que no sirviese de nada. Y podría suceder, ya que ciertos países como decía el otro día se presentan con los deberes sin hacer y pretenderán luego encajar sus compromisos internacionales dentro de su panorama nacional incompatible. O aquellos que ya de entrada ni si quiera presentarán de entrada un buen plan, y que dada su relevancia, arrastrarán a otros a actuar en consecuencia, como se teme que sea el caso de Estados Unidos.

Si el día 18 se alcanza un acuerdo insuficiente o no válido (climatológicamente hablando) significará que hay escasas, por no decir nulas, posibilidades de que una vez ratificado se modifique o se adopte uno nuevo en los próximos años. En ese caso, y como dice Hansen, ¿no nos valdría más no obtener ningún acuerdo?. Parecería más razonable aplazar un año estas negociaciones si es que vamos a estar mejor preparados para presentar propuestas y soluciones lógicas capaces de erradicar el problema.

La mayor parte de la carne ya se puso sobre el asador hace tiempo. Las diferentes partes ya tienen sus borradores en el bolsillo, tras meses de ‘corre, ve y diles’, en reuniones y cenas diplomáticas. Aunque nada se decidirá hasta el último momento, nadie se mojará hasta que los grandes se decanten por una u otra maniobra, y eso no ocurrirá hasta la llegada de los diplomáticos de mayor peso, como se espera para las últimas horas de la cumbre. Incertidumbre hasta el final.

Las últimas observaciones suplican a gritos un acuerdo robusto. Y es que como Hansen afirma, no nos podemos permitir cualquier acuerdo. Los resultados de los modelos climáticos son nuestra peor arma pero no en el sentido que los escépticos creen. Los últimos cambios que el Ártico, al igual que otras partes del planeta, están experimentando demuestran que nuestros modelos lejos de ser alarmistas, son conservadores. La sensibilidad, factor fundamental que relaciona el calentamiento global si las emisiones se duplican por encima de los niveles preindustriales (550 ppm), una vez establecida entre 1.5-4.5 C de calentamiento, parece ahora ser mayor de lo que inicialmente se creía. Tanto, que se teme que el limite seguro de emisiones fijado anteriormente puede que ya no se valido (2) y se sitúe, como Hansen advierte, en 350ppm. Lo cual, considerando que la actual concentración de CO2 es de 383 ppm, nos indica a que debemos detener las emisiones ya. Hansen que propone varias opciones como la de usar todo el petróleo y gas almacenado en las reservas, pero igualmente concentrar todas nuestras energías en intentar rápidamente neutralizarlas y reducir las emisiones de carbón con técnicas avanzadas como el secuestro de carbono etc. Otros científicos no están de acuerdo (3).

Por muy positivos que seamos, el panorama es desolador. Los países pobres (básicamente G77 Y China) como siempre tienen las de perder. Les hemos robado su parte del pastel (también llamado atmósfera) y ahora les presionamos para que nos lo recomparen y que no se lo coman. Porque está claro que el pastel ahora nadie se lo come ,de repente todos somos digamos diabéticos climáticos.

Nadie dijo que sería un acuerdo justo. En Dinamarca todos vinimos a exigir, perder, pagar o a rendir cuentas. Bernarditas de Castro Muller, diplomática que defiende los intereses de 130 países en vías de desarrollo, conoce muy bien las injusticias y desventajas a las que se enfrentan estos países. Es una guerra con muchos frentes a la que los países ricos se presentan con un ejercito de diplomáticos, consejeros, traductores, funcionarios, asesores medioambientales, periodistas, etc. que son distribuidos en espacio y tiempo, entre las diversas reuniones que tienen lugar. Ej.: Europa lleva mas de 450 delegados. El Reino Unido, Dinamarca y EEUU solamente suman 143.

En África los cambios climáticos se proyectan devastadores y más rápidos que en otras partes del mundo. Aun así todavía no se les ha ofrecido dinero por parte de los responsables. Sus 55 países solo son capaces de enviar entre todos a 145 delegados a esta cumbre. La desventaja del idioma (en Inglés, los textos son lo bastante intrincados, como para que incluso los anglo parlantes tengan problemas al interpretarlos), la carencia de presupuesto para subvencionar oficinas permanentes como otros países o de disponer de suficientes diplomáticos y expertos les sitúa en una clara posición de desventaja. Son negociaciones lentas, y delicadas. Estamos hablando de reuniones en las que decidir si usar la frase ‘desarrollo económico’ o desarrollo sostenible’ puede llevar horas.

En estas reuniones los países se agrupan en bloques: EU es uno, G77 mas china otro, la unión de las pequeñas islas estado, el grupo africano. etc. Bernarditas responde por el G77. Argumenta que éstas son reuniones tremendamente complejas: ‘ A veces ves sobre la mesa una propuesta antinuclear y aceptable de financiación’ y a la mañana siguiente ya no esta en el párrafo y no sabes ni quién lo ha decidido quitar ni cuando’ (4). Es un devaneo político en el que ciertos acuerdos ya están forjados de antemano y algunos se alcanzan en reuniones bilaterales a puerta cerrada. Son días muy largos con reuniones que en ocasiones se prolongan toda la noche. Los escasos delegados de los países pobres, menos experimentados y sin reemplazo, llegan exhaustos a los últimos días y muchos no pueden ya ni asistir a las últimas mesas de negociación.

Bernarditas afirma que la reunión de Bangkok en la que los países ricos deberían haber decidido cuánto se comprometían a reducir sus emisiones después de 2012, no solo no lo han hecho si no que insisten que India y China, algo que previamente no entraba en el trato, lo hagan al mismo nivel que ellos. La reunión en Bangkok como tantas muchas otras previas a esta cumbre en Copenhagen auguraba que una vez mas tampoco se hará justicia.

Bien van a celebrarlo ese subgrupo de pseudo escépticos cuya única y desesperada arma no se llama ciencia, sino sabotaje y hackerismo, cuya última baza fué interceptar información confidencial y sacarla de contexto de cara a unas negociaciones que no había ni que boicotear porque estaban condenadas al fracaso antes de fracasar. Por una lado los científicos , la ciencia y la razón, y por otro los políticos y su poder de tirar la ciencia, que ellos mismos subvencionan para fomentar el desarrollo y bienestar, a la basura.

Lo llamen como lo llamen, ciencias políticas o políticas ciencias, cuando la cumbre acabe nuestros políticos se irán a casa presumiendo de sus artes en materia de diplomacia por haber dejado al país en buen lugar (si no eres G77)… y al mundo donde estaba, atado de pies y manos por un acuerdo tan hermético como insuficiente. Aunque yo, siempre positiva, espero sorpresas.

Silvia Caloca

(1) The Sunday Times, 6th December 2009.

(2) Hansen, J. et al. Open Atmos. Sci. J. 2, 217–231 (2008).

(3) Monastersky. R.2009. Climate Crunch. A burden beyond bearing. NATUREVol 45830 April 2009. www.nature.com/climatecrunch

(4) The Guardian, 07-11-09

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