" No heredamos la Tierra de nuestros padres, sino que la hemos pedido prestada a nuestros hijos"

Chief Seattle (1788-1866)

lunes, 14 de marzo de 2011

¿Por qué no tenemos el mismo clima que el sur de Canadá estando a la misma latitud?

14 Marzo 2011


“Probablemente al principio tuvieran miedo. Una cosa es una bañera. Otra, el océano. Pero finalmente debieron de cogerle gusto, dado que algunos aún siguen dando vueltas por el globo 19 años después.”. Cita correspondiente a un artículo (1) que relata el desprendimiento de la carga de un buque que zarpó de Hong Kong a Washington en Enero de 1992, cuando en altamar fué sorprendido por una gran tormenta que acabó lanzando al agua miles de juguetitos de plástico para bañera entre los que se cita la desaparición, y posterior puesta a la deriva, de patitos de goma, tortugas, ranitas y demás familia.
Llegados a este punto os preguntareis qué tendrá que ver la velocidad con el tocino .Mucho; los miles de kilómetros de travesía que recorrió aquella flotilla de juguetitos de goma, les ha servido a científicos como el oceanógrafo Curtis Ebbesmesmeyer para monitorizar el trazado de inmensas corrientes que recorren nuestro planeta a modo de gigantescas cremalleras transportando calor de las zonas con excedente a las zonas con déficit (ver artículo sobre el balance energético http://serdioclima.blogspot.com/2010/06/balance-energetico-de-la-tierra-efecto.html ). Corrientes que inevitablemente arrastraban a nuestra faunita multicolor, depositándolos aquí y allá, no al azar, sino en determinadas zonas costeras (Ver foto 1. Travesía de los juguetes desde 1992-2007).

Foto 1



Sabemos que existen varios factores que determinan el clima de una región: latitud, altitud, orientación del relieve, continentalidad (o distancia al mar) y las corrientes marinas. De todos ellos, la latitud es uno de los más importantes ya que el grado de insolación de una determinada zona, la inclinación de los rayos del sol debido a la rotación y traslación de la Tierra y las diferencias de duración del día y de la noche, influyen considerablemente en su temperatura. La inclinación del eje de la Tierra da lugar a las estaciones, que serán más pronunciadas a medida que nos alejamos del Ecuador y viceversa. Cuando el sol esta más alto en el horizonte estamos en verano, y cuando pasa más bajo en invierno. Son estos diferentes grados de insolación de la Tierra se traducen que unas zonas se calienten más que otras, definiendo, por tanto, las diferentes zonas climáticas. 
‘La Corriente del Golfo’, forma parte de la gran circulación oceánica superficial del Atlántico, y a escala planetaria de un complejo sistema global de corrientes, contracorrientes y turbulencias que componen lo que se denomina Circulación Meridiana de Retorno (MOC= Meridional Overturning Circulation) (Ver Foto 2 El gran cinturón Oceánico (The Great Conveyor Belt). Concretamente la Corriente del Golfo junto con la corriente del Atlántico Norte se encarga de transportar grandes volúmenes de agua salada y cálida desde las zonas tropicales hacia el Atlántico Norte. Estas corrientes atlánticas ejercen un enorme efecto regulador en nuestro clima debido el calor que desprenden a su paso, siendo, en definitiva, los responsables de que en Norte América, Europa y Norte de África disfrutemos de un clima anómalamente benigno dada nuestra latitud y de que zonas del sur de Groenlandia e Islandia permanezcan sin hielo todo el año. Sin estas corrientes tendríamos el mismo clima que el Norte de la Costa Este de Estados Unidos-Sur de Canadá, e incluso más frío, ya que ellos también se benefician, en menor medida, del cinturón.


Foto 2

La superficie de este gran cinturón oceánico es empujada por el viento, que junto con la rotación de la Tierra, origina turbulencias y remolinos que lo hacen girar en ciertas zonas. El segundo factor que lo conduce son las diferencias de densidad (salinidad y temperatura independientemente). De ahí el término de Circulación Termohalina con el que también se le denomina. Cuando las cálidas aguas tropicales de la corriente del Golfo llegan a las zonas de la península del Labrador y los mares de Groenlandia se enfrían por el contacto con el aire helado Ártico y este agua fría y salada (por previa evaporación y/o por formación de capas de hielo) al ser más densa, se hunde hasta las profundidades marinas. Posteriormente vuelve al Atlántico Sur desplazándose horizontalmente hasta que encuentra las condiciones adecuadas de densidad para volver a emerger (generalmente en zonas cálidas ecuatoriales, Océanos Pacífico o Índico). Esta subducción por densidad también afecta, en menor medida, en las saladas aguas Mediterráneas.
Los océanos almacenan gran cantidad de calor y condicionan el clima de la tierra circundante. El sistema atmosfera-océano actúa de regulador cuando el sistema se desequilibra. El problema es que la atmósfera si bien responde a cambios de temperatura de las aguas superficiales no lo hace a cambios de salinidad. Con lo cual pequeñas variaciones en el ciclo hidrológico pueden ocasionar cambios abruptos. En este sentido el calentamiento global podría alterar ésta inyección de aguas tropicales y ocasionar una disrupción en la subducción y formación aguas profundas, vulnerables a cambios de salinidad y temperatura de las aguas, pudiendo ralentizar o detener la gran circulación Termohalina como ocurrió hace aproximadamente 12.000 años durante el ‘Younger Dryas’, al final de la última era glacial. Un clima más benigno originó el deshielo de glaciares que alimentaban el gran lago glacial Agassiz en el centro de Canadá. Consecuentemente la barrera que lo contenía se desmoronó desencadenando una gran avalancha de agua dulce hacia el Atlántico Norte, que acabó diluyendo las aguas saladas y densas del Ártico, volviéndolas más dulces y sin densidad suficiente para subducir. Con lo que la Corriente Meridional Atlántica se detuvo sumergiendo numerosas zonas del Hemisferio Norte en una era glacial.
Esto en principio no sería suficiente para que la Corriente del Golfo cesase por completo (2) ya que recordemos se rige también por el viento y procesos de turbulencia a gran escala. Aun así, científicos temen que se debilite la inyección de aguas tropicales si las capas de hielo de Groenlandia siguen derritiéndose a esta velocidad. Si esto se repitiese la temperatura media en Europa bajaría unos 5 grados centígrados!. Aunque al contrario de cómo ha ocurrido en el pasado, esto ya no ocasionaría ninguna era glacial porque el calentamiento global acelerado que estamos viviendo lo compensaría. Al contrario de lo que reflejan algunas películas de Hollywood.
Sin embargo si cesa el transporte de calor, los océanos meridionales se recalentarían y la zona climática del Ecuador, se desplazaría hacia el sur, alterando el patrón de lluvias en los bosques tropicales y África, afectando al número de huracanes en el Atlántico. Si las aguas no se mezclan en profundidad, las aguas profundas oceánicas sufrirían un detrimento en oxigeno y se interrumpiría el transporte de nutrientes a la superficie, alterando su composición química, con consecuencias devastadoras para el ecosistema marino y en consecuencia para nosotros.
Si bien científicos de la Nasa aseguran el cinturón del atlántico en los últimos 15 años no ha experimentado ningún cambio que no corresponda a ‘ciclos normales’ de ralentización y aceleración (3), en realidad no contamos con registros precisos suficiente largos para saber ‘qué’ es lo normal. El futuro de la Corriente Termohalina dependerá de la respuesta de la atmosfera-océano a cambios globales de temperatura y al flujo de agua dulce proveniente de la fusión de las grandes capas de hielo.
SCC
Video: Formación de la circulación termohalina en el Atlántico


Bibliografía
Video: NASA/Goddard Space Flight Center Scientific Visualization Studio. The Blue Marble Next Generation data is courtesy of Reto Stockli (NASA/GSFC) and NASA's Earth Observatory.




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